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¡Y un día llegó el bautismo! Nos fuimos a la roca, ¿el lugar elegido? Capilla del Monte. Casa del Cerro Uritorco, con sus historias de ovnis y encuentros del tercer tipo. De la mano de Germán que organizó la salida y el hospedaje, salimos un viernes bien tarde, hacia uno de los tantos lugares magníficos que tiene nuestro país.
Llegamos bien temprano por la mañana, viajamos toda la noche. Sin pensarlo mucho, armamos el equipo (cuerda, arnés, expreses, casco, etc), conseguimos agua, comida y nos fuimos directo a “Los Mogotes”. Jamás se me hubiese ocurrido que para escalar había que subir tanta piedra! Luego de un empinado trekking de unos 20 minutos, llegamos a lo más alto del sector para encontrarnos con un paredón inmenso llamado “Placa Naranja”, levemente inclinado y muy rugoso.
Debo admitir que la roca se impone, pero es atrapante. Según dicen los que saben, el estilo de escalada cordobés/capillense, requiere mucha técnica de pies y pocas manos. Ahí te das cuenta que las pédulas se adhieren a la roca. Por suerte todos pudimos hacer unas cuantas vías, hasta que So, nuestra guía técnica/instructora y de algún modo espiritual (en mi opinión), se puso muy alerta por la cercanía de una tormenta eléctrica. Automáticamente el cielo se cubrió, lo cual nos obligó a armar los rapeles y descender, en algunos casos de a dos, cosa que nunca había experimentado. Fueron tres rapeles, los más experimentados (Iván y Germán) bajaron primero, para recibirnos y armar los rapeles siguientes. En el momento en que estábamos terminando de bajar, la tormenta se alejó, había sido solo una advertencia.
Aprovechamos para recargar energías, comentar experiencias y decidir hacia dónde continuar. El predio tiene muchos cerros con vías armadas, lo cual nos posibilitó conocer “El Gusano”, otro sector que resultó más rugoso y áspero que el anterior. Para mi sorpresa, que me tocó subir primero, lo que implica para el que no conoce es subir colocando en las chapas adheridas a la roca los seguros (express) a medida que uno avanza y clippa la cuerda. Tuve por unos segundos, debo admitir, un poquito de miedo. Pero fue solo mi mente, porque salió todo muy bien, pude armar el descuelgue y dejar vía libre a Ceci, mi compañera, para escalar de “Top Rope”. Nos sorprendió la noche y nos dio la dicha de bajar en un lindo trekking alumbrado con linternas, cruzar un pequeño río que nos separaba del camino hacia el hostel, la comida, la ducha y el descanso.
Al día siguiente encaramos para “Los Paredones”, donde básicamente se encuentran vías en el cauce de un río, pero ya no tan inclinadas, volvió la verticalidad y se fue lo rugoso. El lugar y la aproximación, ¡increíbles! Creo que todavía me falta nivel, el resto escaló sin ningún problema. Por motivos laborales, no pude estar el tercer día, pero me llevo y creo que Ceci también, una experiencia inolvidable, que nos deja con ganas de seguir, mejorar y compartir más salidas.
Quiero agradecer a cada uno de los que formamos parte de esta escapada a la piedra, que en todo momento tuvieron muy buena onda y ganas de pasar un buen momento: Fede, Lolo, Timo, Germán, Ramón, Iván, So, Dani y Ceci. Mención especial para So Domínguez (instructora/guía de montaña) por su conocimiento profundo de la disciplina, transmite mucha seguridad, que al ser principiantes, nos deja muy tranquilos. A Germán por ponerse la salida al hombro y dejarme relatar brevemente lo vivido.
Nos vemos en la roca.