Travesía 4 Refugios: una salida imperdible

Crónica de Mariela Di Lorenzo

Cuando nuevamente vi que anunciaban en el newsletter: "Próximamente salida 4 refugios" me prometí, este año, ir sí o sí. No podría precisar desde cuándo pero era una experiencia que estaba en mis pendientes desde hacía tiempo. Por supuesto, como sucede con varias promesas que una se hace, comienzan a aparecer los obstáculos y también las excusas. Vaya a saber por qué pocos socios y socias se anotan, y menos la concretan. Así que no dudé y le pregunté a la capitanía de Andinismo del Club si era posible llevar invitados. Felicidad total: ¡me dijeron que sí!. Claro que hay condiciones para realizarla. Primero, los aspirantes deben realizar una prueba de estado físico (al igual que todos socios que quieran hacerla) y además tienen que participar de un chequeo previo de equipo y, los invitados, pagar un adicional en el costo de la salida.

Mis amigas de viajes de aventuras, mis amigas corredoras, esas con las que aunque haga frío y esté lloviendo salimos y le metemos. Con ellas acumulamos varias carreras y muchas mañanas de domingos que nos dejan renovadas. Iaia y Lola no podían negarse.

Confirmados 6 participantes, ya había equipo. Octavio, amigo de funcional de Palermo; Iván, histórico escalador, el MacGyver montañil; El Benja, pura energía propia de sus 20 años, y nosotras tres.

Preparar equipo, corridas, buscar polainas, crampones (la montaña nos esperaba con muchísima nieve), decidir si comíamos en refugios o llevábamos toda la comida. Todo fluyó.
Una vez en Bariloche, hubo reunión con Oki, quien sería nuestro guía junto a Vera. Chequeamos equipo y anticipamos que solo podríamos subir a Frey y hacer la travesía hasta el refugio San Martín (Laguna Jakob), ya que el pronóstico estaba bastante fijo y se avecinaba tormenta con vientos "picantes" para el momento de nuestro paso por los filos que separan Laguna Jakob de Laguna Negra. Así que, respetando a la naturaleza, marcamos nuestro plan de travesía. Haríamos Frey-Jakob, bajaríamos al centro a pasar una noche (sorteando el mal clima), y por último haríamos Laguna Negra-López, antes de regresar a nuestras casas.

El viernes 29/11, después de un buen desayuno, arrancamos caminata desde el refu de CUBA hacia el sendero Frey. Un día de sol pleno, fresquito y óptimo, memorable como todo el viaje. Vistas de Bariló, el Lago Gutiérrez, un guía con gran capacidad de transmitir conocimientos, aprendimos mil de geología y flora local. Accidente: Ivan perdió limpita la suela de una bota, pero había alambre, silver tape y sobre todo un ingenio tremendo para reconstruir calzados. Llegamos a Frey, finalizando un primer tramo amigable. Hubo chapuzón en la laguna Toncek, avistamos escaladores zarpados, distinta fauna local y cenamos nuestra comida liofilizada, que terminé amándola. Todo luce y sabe mejor en la montaña.

Al día siguiente, amanecimos tempranito para aprovechar que la nieve no estuviera blanda y poder transitar más fluidamente. Encarar pendientes pronunciadas rebosantes de nieve, dar pasos precisos, todos concentrados. Todos maravillados por el paisaje que nos envolvía: Laguna Schmoll congelada, la cancha de fútbol. Bajar al valle de Rucaco, cascadas, bosque, y arroyos fue todo como un sueño. Volvimos a subir al filo, y ahí sí, allá abajo ya podíamos ver el Refugio y la Laguna Jakob. Momento de almorzar, recargar energía, aflojar patitas. Salame, queso, alguna palta, frutos secos y fruta fresca, manjares que acompañaron al mate compartido. Sobre las 16 hs del sábado llegamos al refugio, el más top de todos. También el más concurrido. No faltó para relajar con una mini clase de yoga a cargo de nuestro profe oficial, Ivan Caderosso. Una cena super gourmet de refugio boutique y a dormir. Amanecimos con un cielo cubierto y, de regalo, una nevadita más que contrastante con el día anterior. Cargamos mochilas y bajamos bordeando el bellísimo arroyo Casa de piedra para pasar la próxima noche en la ciudad. El pronóstico se cumplió, los vientos no nos dejaron cruzar el Cerro Navidad.

Arrancamos nuestro cuarto día con piernas algo doloridas en frío, pero sedientos de más montaña. Directo a Colonia Suiza para iniciar el sendero a Laguna Negra. Primero, un bosque muy cerrado de pino foráneo. Luego, un hermoso sendero bien autóctono hasta el caracol, maldito y exigente caracol, pero para darnos aliento el sonoro y exuberante arroyo a nuestra derecha. Superado, nos relajamos, pero faltaba la frutilla. Mucha más pendiente con mucha más nieve. Se logró y apareció el refugio, el Cerro negro y la laguna llena de témpanos: un paisaje abrumador y muy potente. La emoción superó el umbral y alguna que otra lágrima no pudo ser contenida. Es tanto lo que hay allá arriba en las montañas, tantísima naturaleza sin contener que se expresa libremente sin freno. Explota por donde mires. Es muy difícil no emocionarse.

Como cada día después del esfuerzo de subir vinieron los mates, las risas y las fotos.

Se hizo prueba de crampones. Jugamos un 10000 que quedó inconcluso, pero que seguramente hubiese ganado yo (jeje). Llegaron las pizzas y cenamos a la luz de las velas.
El grupo se despidió, pues tendría que dividirse: los varones saldrían temprano para seguir la travesía hacia el Refugio Lopez; y nosotras bajaríamos a Colonia suiza y vuelta rápida a Villa Catedral para llegar al vuelo hacia Buenos Aires esa misma tarde.

De la última parte de la travesía Laguna Negra-López pude saber que el desafío continuó, subidas y bajadas por lajas sueltas. Mucho equilibrio y, como fueron los primeros en hacerla en lo que iba de la temporada, no había huellas en la nieve, ¡sin dudas un condimento extra! Todo con unas vistas incomparables dijeron…

Un viaje 100% recomendable, donde se une esfuerzo, disfrute y mil emociones. Encontrarse con uno mismo y con el grupo, en situaciones desafiantes y superarlas. Todo esto y mucho más es salir a la montaña.

Al final solo queda AGRADECER y, como Octavio Cullen supo hacerlo con creces -y me autorizo a compartirlo con ustedes-, lo cito:

A este grupo genial que me acompañó; qué decir de ustedes?

Mariela: gracias por darnos el empujón para que varios nos animáramos.

Lola: mi admiración por haberte metido en la boca del león, en algo que te da miedo, y lo hiciste por el solo hecho de desafiarte y superarte. Toda una lección.

Iván: por tu capacidad de mantener siempre la calma, por tus conocimientos de casi todo y por las picadas en los almuerzos; todos contribuimos, ¡pero las picadas fueron de Iván! Inmejorables e inolvidables.

Benja: la sangre joven. Una persona excepcional. Sumaste en todo momento. Una alegría haberte conocido. Un tractorcito haciendo punta y abriendo camino en la nieve virgen.

Iaia: otra que jugó a la heroína; con una rodilla maltrecha, se la recontra bancó. Siempre buena onda y clavando un comentario de los que divierten y motivan.

Oki y Vera, nuestros guías: tan distintos entre sí como iguales en lo bien que nos guiaron y lo bien que nos hicieron sentir. No estuvo Iván B. pero sí Oki que es producto de la cantera; y Vera, que domina este asunto como lo que es: digna hija de dos guardaparques. Se mueve en la montaña con dominio envidiable; genia! Gracias a los dos, por llevarnos 4/5 días por la montaña, enseñarnos un montón de cosas, compartiendo conocimientos e información que han ido acumulando. Forman una pareja muy copada y también linda.

¡Gente de la buena!

¿Habrá revancha? Por supuesto, la subida al Cerro Navidad quedó en la lista de pendientes…

 

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