Navegando 700 millas increíbles con el Tzigane

Imaginariamente embarcamos en el Tzigane junto a la familia Sprungli desde Buenos Aires a Mar del Plata, virando la isla Gorriti

Singladura

Este verano decidimos volver navegando en familia por tercera vez a Mar del Plata.  La idea era zarpar con Marta (mi esposa) y Ana (mi hija mayor) el viernes 11 de febrero desde Buenos Aires, pero una meteorología adversa (que llevó a postergar un día la largada de la tradicional regata a Mar del Plata) hizo que finalmente zarpara solo con Ana el domingo 13.

Solté amarras en CUBA poco después del amanecer mientras Ana seguía durmiendo.  Con muy poco viento, navegamos a motor hasta la altura de Dársena Norte mientras iba izando la mayor y aprontando el asimétrico.  Con vientos francos de unos 12 nudos navegamos hacia Rada La Plata, haciendo bordes y trabuchadas entre los buques que estaban fondeados.  Tuvimos un encuentro cercano con un buque estacionario cuando entró una racha de 19 nudos y nos fuimos a la orza.

Luego de dejar La Plata por el través pusimos proa a Punta del Este.  Antes de zarpar habíamos visto que el pronóstico daba vientos francos por 36 horas, lo que nos permitía llegar a virar la isla Gorriti con vientos por la aleta.  Y se cumplió.  Con Ana empezamos a turnarnos en las guardias nocturnas.  Al final de la tarde, los vientos eran borneantes y decidimos arriar el asimétrico. La derrota que seguimos hacia Montevideo tiene pocos peligros.  Navegamos toda la noche bajo una luna llena espectacular con vientos que alcanzaron los 20 nudos pasando a 20 millas al sur de Montevideo a las 6 de la mañana.

A media mañana del lunes mientras hacía guardia navegando con viento de popa, apareció Ana con un café y medialunas calientes con jamón y queso. El viento fue rotando para terminar del sudeste y aumentó en intensidad hasta alcanzar los 20 nudos.  Arriamos el asimétrico y seguimos con mayor y genoa hacia la isla Gorriti.   Llegamos a Gorriti a las 6 de la tarde del lunes.

Debido al viento del sudeste había bastante oleaje del lado de Playa Honda.  Dejamos la isla por estribor.  Mientras navegamos entre la isla y el puerto de Punta del Este, nos contactó Control Punta del Este por la radio.  Nos identificamos y le informamos que seguíamos nuestra navegación hacia Mar del Plata sin tomar puerto en Uruguay.  Ya navegamos 186 millas en 34.5 horas.  ¡Solo quedan 200 millas para Mar del Plata!

El viento había calmado y quedaba bastante oleaje así que navegamos a motor hasta las 3 de la mañana del martes cuando entró viento del norte.

Mientras Ana dormía armé la maniobra del asimétrico y lo desenrollé. Aún tenía el motor prendido cuando decidió toser un par de veces y se apagó.  Intenté darle arranque dos veces sin suerte.  Me puse a investigar el problema.  Lo primero que pensé es que se había tapado el filtro primario de gasoil.  Es un filtro dual, que permite cambiar de uno a otro sin apagar el motor.  El manómetro indicaba que algo estaba mal.  Hice el cambio, purgué el aire y nada.  El motor arrancaba y se apagaba enseguida.  Había que seguir investigando.  ¿Será la bomba del motor?  Por suerte, antes de ponerme a desarmar ahí se me ocurrió ver si la manguera chupaba bien el gasoil desde el tanque.  Eureka!  La manguera estaba tapada en el chupador, dentro del tanque.  Corté mangueras, conecté la línea de alimentación del motor en el chupador de la estufa de gasoil y bingo! Teníamos motor nuevamente.

Esto era importante porque nos quedaban casi doscientas millas hasta Mar del Plata y con el panel solar se sostiene el consumo eléctrico del barco (piloto automático, electrónica, etc) pero las baterías no llegan a cargarse.  Mientras no sabía qué pasaba con el motor desconectamos el piloto, lo que nos obligó a estar los dos despiertos, Ana al timón y yo buscando el problema y luego la solución.

Navegamos todo el martes 15 con vientos francos de 10 a 15 nudos, con mayor y asimétrico. A las 8 de la mañana del miércoles, estando a unas 25 millas del faro de Punta Médanos fui a la proa para hacer un chequeo del barco y me encontré que navegábamos acompañados de una manada de delfines.  La desperté a Ana y nos quedamos los dos más de una hora en proa disfrutando de tan grata compañía.  A las 11 de la mañana avistamos tierra.  Llegamos a Mar del Plata a media tarde, justo antes que entre un fuerte sudeste.  Había pedido una amarra de cortesía en el YCA, pero aún quedaban muchos barcos de la regata por lo cual opté por tomar una boya del lado del Club Náutico. Al terminar de amarrar el barco con la ayuda de los marineros del YCA ya soplaban mas de 30 nudos.  Con Ana decidimos no desembarcar.  Preparamos la cena y luego de 421 millas en casi 78 horas, nos fuimos a dormir.

El jueves a la mañana, tras la salida de varios barcos de la regata que retornaban a Buenos Aires, ingresamos al puerto del YCA y nos abarloamos al velero La Argentina.   Aprovechamos el jueves y el viernes para reaprovisionar el barco.

El viernes llegó Marta a Mar del Plata.  Esperamos a que Clara termine sus regatas en 420 en la Semana Internacional del Yachting y el sábado a la noche zarpamos los 4 de regreso a Buenos Aires.  El viento había soplado todo el día del noreste y, si bien ya había amainado para el momento en que zarpamos, aún quedaba bastante oleaje. Hicimos un primer borde hasta Camet, dos bordes cortos hacia afuera y luego navegamos muy cerca de la costa.  Marta y las chicas se fueron a dormir y yo quedé a cargo de la primera guardia.  A partir de entonces nos fuimos turnando en las guardias cada dos horas.  Pasamos por la canaleta de Médanos el domingo 20 a las 16 horas y seguimos con una navegación costera, de borde, rumbo norte a aproximadamente 1 milla de la costa.  Fue un día gris con poco viento. Pasamos Punta Rasa a las 21:30 y a partir de ahí el viento sur fue aumentando, navegando esa noche en Samborombón con mas de 30 nudos, mayor rizada y trinquetilla.

El lunes 21 amaneció despejado.  Pasamos bastante cerca del espeque Oyarvide y pusimos proa a Rada La Plata.  Tomamos la amarra en CUBA el lunes 21 a las 23:30 horas.  Hicimos una vuelta de 705 millas en casi 128 horas de navegación.  Fue una experiencia de navegación familiar inolvidable.

Caspar.
 

El Tzigane es un velero de 40 pies, de aluminio.  Aparejo cutter. Cala 1,50 mts y tiene una orza que lleva el calado a 3,30 mts.  Desplaza 15 toneladas y se encuentra amarrado en la marina E de Núñez.

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