Salida Arbolito: una aventura inolvidable, con paisajes de ensueño y noches en refugios

Crónica de Valentina Barassi

Muchas deudas pendientes y una atractiva propuesta de la Capitanía de Andinismo que se me metió en la cabeza desde el año pasado. Sin querer queriendo ya estaba dentro de la partida de la segunda edición de la salida de Arbolito. Muy bien asesorada por Santiago Palma y Matías Ferrari, miembros de la Capitanía de Andinismo, y a pesar de los muchos miedos -entre ellos cumplir con dificultad la prueba física- el 4 de mayo salí rumbo a la aventura.

Me encontré con un grupo increíble de personas que me acompañarían los próximos días. Octavio, a quien había podido conocer en la prueba física y que con mucha calidez ya me había hecho sentir que iba a tener un compañero; Isa, su hermosa hija; los "barilochenses" que ya estarían en el Sur, Santi, Nico y Pablo; y el inigualable Iván, nuestro guía y líder de la expedición.

Nos esperaban cuatro días de intensidad. Todo fue una fiesta: el otoño patagónico, con sus colores y sus picos ya nevados, nos regaló unos días de sol pleno, buen clima y luna llena.

A último momento hubo que coordinar algunas cosas que habían sido un poco dejadas de lado en medio de las organizaciones individuales, pero en todo momento hubo mucha coordinación y buena disponibilidad para rápidamente hacer una lista y repartir las compras entre todos los que teníamos posibilidad de hacerlo.

La subida al Dormilón fue dura para mi, teniendo en cuenta el peso que tenía que cargar que por suerte, gracias al apredizaje, más el apoyo incondicional del grupo que no me cargó con comida, pude disminuir para la segunda parte de la excursión al Cerro Colorado ¡Más dura aún!
Durante los ascensos nunca faltó la salvadora invitación al descanso, que aprovechamos para admirar la imponente naturaleza de bosques exhuberantes cuando estábamos más abajo, o las panorámicas vistas llegando a las cumbres.

Por la noche, dormimos en pintorescos refugios de madera donde todo fue sorpresa para mi: desde el pequeño tamaño de los espacios, hasta la forma tan sistematizada y organizada con que se realizan las tareas, tomando conciencia tanto del medio ambiente como de la seguridad y necesidades de los que estamos y de los que vendrán después; esto incluye buscar agua, juntar leña, encender un fuego, cocinar, lavar, ordenar, dormir en cómodos colchones, y con la felicidad de la meta cumplida.

Gracias a las excelentes condiciones, pudimos cumplir con el programa completo. Incluso caminar por los filos del cerro Colorado. Pero aquí fue cuando mi físico no dió más, y después del pic-nic del almuerzo, me quedé meditando mientras mis incansables compañeros conquistaban la cima del Colorado.

Como  bien nos enseñó Ivan, no se crean que esto es siempre así. Tuvimos demasiada suerte con todos los factores que podían complicar: condiciones climáticas, disponibilidad de agua, y nieve para derretir...

Cada experiencia será única, pero esta para mí va a ser inigualable ¡Gracias a todo el grupo! Sobró camaradería.

 

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