Las madres que participaron se reencontraron con su niña interior.
Luego de vivir cada una su experiencia, las mujeres le realizaron una promesa a su niña.
A través de un trabajo corporal, se propuso la liberación de tensiones de la vida adulta que las rodea.
A través de la escucha consiente ocurrió el reencuentro con su niña alojada en los recuerdos y en el mundo interior de cada una a partir de una serie de preguntas guiadas por la tallerista, Graciela Bruzzone.
Gracias a esta escucha, las niñas de la sala comenzaron a sanarse.
Luego de compartir la experiencia y sus sensaciones vividas con sus compañeras finalizaron la jornada bailando al ritmo de una canción de su infancia.